2015, el año del Vermouth

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Si ha habido un fenómeno gastronómico que ha explotado en el 2015, ese es el vermout. ¿Se puede hablar de moda? Quizás en las grandes ciudades, donde se había perdido una tradición más enraizada en poblaciones más pequeñas y que siempre ha estado vinculada a un momento de relax previo a la comida. Muchos modernos lo toman. Mola lo vintage. Pero se ha extendido a todas las capas de la población porque es bueno, es bonito y es barato.

El vermut comenzó a regresar con fuerza a las grandes metrópolis hace un par de años, pero durante este curso ha explotado a nivel mediático. Reportajes en prensa, radio y televisión, libros y nuevos productos han animado una oferta que se suele acompañar de pequeñas delicatesen, sean unas modestas patatas fritas o unas delicadas anchoas.
El auge del vermut ha venido acompañado del boom de marcas que lanzan sus propuestas. A las clásicas marcas de vermouth, se suman ahora firmas como Vermouth Perdón.

¿Qué será lo próximo? El vermut ha alcanzado cotas impensables hace poco: buenos ejemplos son el turrón de aperitivo que ha creado Christian Escribà con Miró (polvo de almendras, olivas verdes, tomate liofilizado, aceite de oliva y polvo de vinagre balsámico) y el panellet con vermut y naranja natural. Albert Adrià, con Torrons Vicens, ha hecho su versión con trufa de vermut, naranja y chocolate amargo. Se puede celebrar las fiestas con un vermut en la mano, sea líquido o sólido.
El vermouth es un mundo, un mundo sin explotar. La originalidad para sacar nuevas ideas es ilimitada y es un complemento perfecto para esa innovación.